Un billete de tren con destino al caos

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¿Te imaginas que un día de tu vida
se convierte en un caos
por un simple billete de tren?
Os voy a contar una historia que me pasó hace poco.

Me llamo Ana y colaboro con Plena inclusión.
Yo vivo en Cuenca.
Hace unas semanas,
viajé a Madrid como otras veces.
Yo iba a dar una charla en unas jornadas.

Compré el billete de tren una semana antes.
Como siempre, yo tenía ganas de viajar.

Para volver a Cuenca podía elegir entre 2 trenes:

• Un tren que va más rápido pero que salía más tarde.
• Otro tren que sale antes pero tarda más en llegar.

Pensé en comprar el billete del tren lento
y disfrutar mirando el paisaje.
No quería esperar 2 horas en la estación.

Madrugué y llegué a Madrid con éxito.
Con la aplicación Mefacilyta,
conseguí llegar a la oficina de Plena inclusión sin problemas.
Iba tan tranquila que hasta me tomé un café.

La jornada salió muy bien,
aunque mi compañera Olga se torció el pie.

Cuando acabó la jornada,
Olga me acompañó a la estación de Atocha
porque ella también tenía que coger otro tren.
Fuimos en taxi a la estación para llegar a tiempo
y porque Olga tenía el pie chungo.

Cuando llegamos a la estación,
faltaban 30 minutos para que mi tren saliera.
Por eso pensábamos que todo iba genial.

Miramos a la pantalla de información y no vimos mi tren.
Fuimos a preguntar a una señora de la estación.
La señora nos dijo que
mi tren no salía de la estación de Atocha.
Yo tenía que ir en otro tren a Aranjuez
y coger allí mi tren.

Yo eso no lo entendía.
En mi billete ponía salida Madrid Atocha y llegada Cuenca.
Me cabreé y agobié mucho.
Le pedí explicaciones y le dije:
– ¿Cómo voy a ir yo sola a Aranjuez?
La señora me pareció muy borde.

Además, tampoco podía pedir ya el servicio Atendo
porque era muy tarde y hay que pedirlo con tiempo.
Con el servicio Atendo,
una persona te ayuda a coger el tren.
La señora también nos dijo que no hay servicio Atendo
para ese tiempo de tren.

Yo iba a perder mi billete
porque no quería ir a Aranjuez.

Menos mal que Olga tenía que coger otro tren
que también paraba en Aranjuez.
Olga me convenció para ir juntas.

Hablamos de nuevo con la señora.
Le propusimos ir juntas.

La señora tampoco nos dejó ir juntas en su tren.
Olga tuvo que pagar su billete a Aranjuez en tren cercanías
aunque tenía pagado su billete en otro tren.

Cuando ya habíamos comprado el billete de Olga,
la señora nos quería dejar pasar
pero con malos modales.

Menos mal que íbamos con tiempo
y que me acompañaba Olga.
Yo pensaba que iba a tener que comprar otro billete
y esperar 4 horas más.

En el tren hacia Aranjuez,
una señora nos escuchó
y nos contó que más personas
han tenido el mismo problema.

Y así fue cómo un viaje que iba a ser tranquilo
se convirtió en un viaje con nervios, enfado y caos.