Inge y Esther: historia de amor y de apoyo
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Este artículo narra las historias
de 2 hermanas llamadas Inge
y Esther.

Inge es una personas sin discapacidad
y Esther es una persona que tiene
síndrome de Down.

En una entrevista realizada
por Inclusión Europa
nos cuentan lo siguiente:

¿Cómo fue crecer con tu hermana?

Inge: nos divertíamos mucho cuando
éramos niñas y nos llevábamos
muy bien.

Ella siempre estaba confundida
y entendía cuando la trataban
de forma diferente.

Esther: Tuvimos una gran conexión.
Jugábamos mucho juntas, bromeábamos
y nos reíamos juntas.

¿Era difícil entenderse?

Inge: para nada.
Podía entenderla solo con la mirada.
Teníamos muy buena relación.

Mis padres bromeaban
porque era la traductora de Esther.
Otras personas sí tenían
dificultades para entenderla.

Cuando nos hicimos mayores
la cosa cambio mucho.
Esther no entendía lo que era
la universidad.

Ella hizo cursos en escuela secundaria
sobre limpieza y cocina.

Esther: No nos entendíamos muy bien.
Yo tenía síndrome de Down,
pero eso no nos molestó mucho.

¿Qué fue lo más difícil
de superar con tu hermana?

Inge: Supongo que lo más difícil
de superar para nosotras
fue como nos trató el mundo.

Otras personas siempre nos veían
diferentes y nos trataban
de manera diferente.

Esther: Inge es una persona
sin discapacidad y hace cosas normales
como salir con amigos y a fiestas.

Yo no tengo esa suerte y me gustaría hacerlo.

La visión de Inge

Inge cree plenamente que Esther
puede casarse y tener hijos.

En los Países Bajos,
para las personas con discapacidad intelectual
es muy poco probable que Esther
gane dinero.
Por eso tiene que depender
de las ayudas del Gobierno.

Ella puede ser dependiente
en unas situaciones de vida o en otras.

Por ejemplo:
Tiene un trabajo
que le gusta puede viajar
a su trabajo y al de su novio
de forma independiente.

Para otras cosas necesitará
apoyos para irse vacaciones
o viajar sola al extranjero.

La Visión de Esther

Ella trabaja en un restaurante
se encarga de limpiar mesas.

Lo que más me gusta es hacer
son diferentes tipos de cafés,
pero todavía tengo mucho que aprender.

Lo que más me gusta es hablar
con los invitados y ayudar
a la gente en el restaurante.

Soy diferente a Inge porque ella
puede irse de vacaciones
y conducir un coche, y yo no.

Yo no puedo hacer esas cosas
y me duele.

También durante la escuela
sufrí acoso.
Me robaron las gafas,
me tiraban de los pelos
y me empujaban por la escalera.

Más información:

Esto es un resumen a lectura fácil
de una noticia de Inclusión Europe.

Enlace a la noticia difícil:
Inge y Esther: historia de amor y de apoyo



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